"Fíjate en la señora Poniro, la zorra. ¿No te parece que está pensativa? ¿Sabes por qué? Porque está reflexionando sobre qué astucia desarrollar para llevarse una buena tapa. Pero allí por donde caminaba descuidada, ay, es cogida en una trampa. Afortunadamente no fue capturada entera, sino solamente su cola, y poniendo todas sus fuerzas en ello logró liberarse. Jadeante, corrió hasta llegar al riachuelo. Pero tan pronto como se agachó para beber agua, ¿qué era lo que veía? ¡La trampa le había cortado la cola!.
- ¡Pero bueno! ¿Qué me ha pasado? - gritó. - ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Las demás zorras tendrán su hermosa cola frondosa y yo estaré sin cola como un mono? ¡Tengo que pensar en algo! ¿Qué podría hacer?
De repente le vino un pensamiento, empezó a correr fuera de todas las guaridas de zorros y a gritar:
- ¡Venid todas las zorras a la plaza, tengo que daros importantes noticias!
Y en poco tiempo se habían reunido en la plaza tanto las pequeñas como las grandes:
- Tengo que deciros una importante novedad - les dijo la señora Poniro -. He descubierto que la cola es la parte más innecesaria de nuestro cuerpo. Y no está nada de moda que una zorra la tenga. Es una inconveniencia y además de esto es un peso innecesario. Por eso yo, como podéis ver, he cortado la mía propia para daros un buen ejemplo. Corred entonces y cortaos la vuestra también. No debe quedar ninguna con cola.
Las zorras escuchaban y se giraban a mirar sus colas. Sin embargo, una de ellas, la más inteligente, le dijo:
- A otro lobo con ese cuento, señora Poniro. Porque, quién sabe con qué descuido habrás perdido la tuya, y ahora pretendes arrastrarnos para que nos cortemos también nosotras la nuestra. Te hemos pillado, astuta. Eso es lo que te conviene. Así que quédate tú sola sin tu cola, y nosotras con nuestra hermosa cola.
Y todas se marcharon observando sola a la astuta zorra que miraba entristecida su cola cortada."
Cuento popular griego, traducido de la siguiente dirección:
(Publicación original: 4 agosto 2009)
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