jueves, 5 de febrero de 2015

Brindemos

El brindis es uno de esos actos que se cree que tuvo su origen en la antigua Grecia, concretamente en el siglo IV a. C. En los banquetes que celebraba la aristocracia era algo habitual que se produjeran envenenamientos, por lo cual se tomó la resolución de chocar las copas, provocando que los fluidos se entremezclaran en su encuentro y así demostrar que no contenían ningún veneno. Mediante esta acción convertían el banquete en una muestra de compromiso y amistad entre los comensales, ya que la frecuencia de envenenamientos por obtener un cargo o algún alto puesto en la sociedad aristocrática era una práctica bastante habitual y solía sembrar la desconfianza entre unos y otros. Gracias a un buen brindis los lazos de amistad se veían consolidados.
La explicación mitológica de este fenómeno la hallamos en torno a la figura del dios Dioniso: a causa de las borracheras que pillaban los hombres, Dioniso entraba en sopor, por lo cual resultaba necesario que lo despertaran con el choque de las copas e invocar de este modo su protección. 
Otra teoría nos explica que cuando los comensales querían pedir más bebida a los sirvientes alzaban sus copas y las chocaban para hacerse oír y que les atendieran.
En la antigua Roma, por supuesto, esta costumbre también arraigó y llegó a ser igualmente de gran popularidad.
En esta ocasión el origen del término "brindis" no viene del griego, sino del alemán, y se le aplicó ya en el siglo XVI, tras la celebración de una victoria del ejército de Carlos V. Al celebrar el triunfo los mandos militares elevaron sus copas llenas de vino ante el emperador y dijeron: "Bring dir´s" (Yo te lo ofrezco). Así que desde entonces existe la costumbre de brindar en las celebraciones.

(Publicación original: 16 junio 2007)

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