jueves, 5 de febrero de 2015

La mastija de Quíos

He preparado un artículo (mejor dicho, he traducido un pequeño extracto de un portal griego de medicina) sobre la mastija de Quíos. Muchos ya la conocerán bien;otros habrán oído hablar de ella, y poco más, y otros cuantos quizás se estén preguntando qué cosa es esa. Se trata de un producto típicamente griego, que difícilmente encontraréis fuera de las fronteras helenas. En Grecia es habitual tomarse la mastija disuelta con agua fría a modo de refresco. Y su sabor es totalmente diferente a cualquier cosa que podáis conocer. La mastija, concretamente, es la resina de un árbol de la isla de Quíos. La denominaré en todo momento "mastija", su nombre griego, porque así es como la conocemos habitualmente entre los filohelenos, sin distinción de nacionalidad. Y ante la pregunta de: ¿Existe un nombre equivalente en español? Estaríamos hablando de un tipo de almáciga. Pero para distinguirla de otros tipos de almáciga, será ineludible referirse a ella como "mastija".
Las primeras referencias conocidas sobre el árbol de la mastija y sobre la mastija de Quíos se hallan en la Antigüedad y fundamentalmente provienen de Heródoto (484-420 a.C.), quien hace referencia a que en la Antigua Grecia masticaban el líquido resinoso desecado que fluye de la corteza del árbol. En textos medicinales de la Antigüedad tardía se encuentran abundantes recetas médicas, cuyo ingrediente fundamental era la mastija, a la que consideraban beneficiosa para la salud humana y le atribuían muchas propiedades. Habitualmente la empleaban en combinación con otros ingredientes naturales para la curación de múltiples enfermedades.
De hecho, a causa de la fuerte acción antiinflamatoria de algunos de sus componentes la mastija actúa cicatrizando, solucionando las inflamaciones de órganos concretos, empezando desde periodontiditis, esofagitis (hernia de hiato), gastritis, úlcera duodenal hasta colitis y hemorroides. También evita el estancamiento en estas zonas, obstaculizando la aparición de síntomas como la dispepsia y el timpanismo. Además, la digestión se ve facilitada por la secreción refleja de saliva y jugo gástrico durante la masticación de la mastija.
Es un hecho que la mastija todavía se utiliza en nuestros días para la eliminación de tumores en el ano, en el pecho, en el hígado, en las parótidas, en el bazo, en el estómago, en el intestino y en el esófago; incluso es eficaz contra las diarreas infantiles. Además es considerada como un analgésico, actúa contra la tos, produce apetito, es afrodisíaca, astringente, coagulante, diurética, expectorante y hemostática. La mastija es mencionada como el antídoto tradicional contra los abscesos, acné, cáncer, úlceras y carcinomas, ampollas malignas, condiloma, debilidad, gingivitis, mal aliento, leucorrea, mastitis, arteriosclerosis...
Recientes estudios de la Universidad de Nottingham mencionan que incluso en pequeñas dosis (1 mg. al día durante dos semanas), la mastija puede curar la úlcera digestiva de la cual es responsable la bacteria Helicobacter Pylori, a causa de su acción antibacteriana, mientras que también es importante su influencia en el funcionamiento del hígado, al tiempo que activa su actividad antioxidante. De esta manera se absorbe el colesterol, cuya concentración en sangre se ve reducida. También se le atribuyen propiedades diuréticas, y también es importante la detención de composición de leucotrienos por la acción de la mastija.
El segundo uso más habitual de la mastija tiene relación con la salud de la cavidad estomacal. Es adecuada para la elaboración de dentífricos, ofrece un aliento limpio e irriga la humedad innecesaria de la boca. Además se ha demostrado que la adición de mastija en dentífricos, soluciones de lavado y desodorantes bucales lleva al fortalecimiento del sistema inmunológico de los tejidos entre los dientes y las encías, actuando así contra la formación de placa y de otras afecciones periodontales. El mecanismo de acción comprende la reacción de los ingredientes de la mastija con sus núcleos polimorfos de las células en la zona de la cavidad bucal, provocando la acumulación de glóbulos blancos.
Especial interés reviste el hecho de que la mastija se usaba también para el embellecimiento. Funcionaba como protector solar frente a las quemaduras por la exposición al sol (Oribasio, Ad Eustathion, 6.53), mientras constituía el ingrediente fundamental en la producción de jabón y cremas embellecedoras (Aecio 8.14).
La mastija se usa incluso en la repostería como ingrediente adicional de un gran número de dulces, confituras y productos de panadería aromáticos. Y en la cocina otorga un aroma característico a la carne, al queso, e incluso como especia. En la elaboración de bebidas se usa para la preparación de licores y del ouzo, mientras con el añadido de mastija la bebida adquiere su aroma y se reduce la actividad perjudicial del alcohol. Finalmente, la mastija constituye un conservante ideal para los alimentos, mientras impide el desarrollo de microorganismos perjudiciales en ellos, como la salmonela o el estafilococo...
La actividad biológica de la mastija de Quíos se ha apreciado en estudios in vitro relacionados con la capacidad de suspensión de la oxidación del colesterol malo, así como también presenta la mayor acción antioxidante en relación con otras resinas, y por tanto también ofrece la mayor protección del sistema cardiovascular.

La resina de la mastija de Quíos contiene cantidades notables de polifenoles en comparación con otros productos naturales, que en combinación con el resto de sus ingredientes aporta propiedades beneficiosas para la salud. Entre estas propiedades juega un papel importante su actividad antioxidante.


(Publicación original: 15 julio 2011)

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